La carta de vinos dice mucho de un restaurante, por eso hay que darle la importancia que se merece. Es uno de los aspectos que creará en el cliente una opinión favorable o desfavorable del local ya que es en la carta de vinos, es dónde se muestra el interés del restaurante por hacer que el cliente tenga una buena experiencia y tenga ganas de volver.
Lo mejor para poder confeccionar una buena carta de vinos es preguntarle al sumiller o al profesional del propio restaurante. No debe ser muy extensa y se ha de tener en cuenta el poder adquisitivo de los clientes para saber qué tipo de caldos suelen pedir los comensales.
Otro factor indispensable en la elaboración de una carta de vinos es tener en cuenta la zona geográfica del restaurante, la cual debe ser amplia para poder satisfacer a los clientes de esa zona o visitantes, y la zona gastronómica ya que los vinos deben ir acordes a los platos que se ofrecen.
En toda carta de vinos debe aparecer al menos la siguiente información:
- Tipo de vino: blanco, rosado, tinto, etc
- Marca
- Bodega y nombre del vino
- Denominación de origen o zona de producción
- Grado de madurez: tempranillo, crianza, reserva y gran reserva
- Variedad de uva y porcentaje que contiene
- Precio
Existen 3 modelos de cartas de vinos que garantizarán tu éxito:
– Carta Álbum: es la más conocida y común en los restaurantes. Se destina cada página a una región.
– Gran Carta: en un momento el cliente podrá conocer todos los vinos ofrecidos sin necesidad de leerlo todo. Para este tipo, el sumiller tiene un papel fundamental ya que debe estar presente para hacer las oportunas recomendaciones.
– Carta Sabot: los vinos se exponen de forma individual en cada página explicando todas las características de cada botella. Todo el conjunto de fichas se almacena en una caja de madera. Es la carta que ofrece más información.
Las cartas de vinos deben clasificarse por orden alfabético, después por categorías en función de su denominación de origen y después por las siguientes subcategorías: vinos nacionales, extranjeros, espumosos, para postres o vinos generosos. Siempre en todas ellas poniendo primero los vinos jóvenes y después los más viejos.
En la propia carta de vinos debe aparecer una categoría para licores y aguas minerales para que el cliente sepa que también se ofertan distintas variedades de este tipo de productos.
Es recomendable que en la carta aparezcan como vinos de la casa, caldos que sean característicos de la tierra, destaquen por su denominación de origen o su buena relación calidad-precio.
El cambio de carta de vinos puede hacerse de dos formas, cambiarla dos veces al año aprovechando el cambio de estación o bien, mantener la misma carta todo el año pero ofreciendo diferentes recomendaciones en función de cada época.
También es bueno incluir en su carta de vinos la venta por copa, ya que muchos clientes prefieren degustar varios vinos especiales en función de cada plato, en lugar de consumir una sola botella para toda la comida.
En tu carta de vinos debes evitar vinos que no sean reconocidos en el país o vinos de un solo representante. De esta manera no caerás en el error de generar confusión o desagrado a tus comensales.
En la página web de Todo a la Carta podéis encontrar diferentes diseños para que vuestra carta de vinos sea de lo más especial y original.